Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

El secreto. Cristina Pareja Guerra

Hoy era mi cumpleaños, 25 de Diciembre, cumplía 9 años. Andaba por las calles, éstas estaban llenas de lucecitas de colores, y se podía escuchar como en las radios sonaban los villancicos en cada tienda que había en la calle. Al final de ésta, había una rotonda, y dentro de ésta había un árbol de Navidad bastante grande, envuelto en cadenas de colores brillantes. Abrí la puerta de casa, y antes de entrar me limpié los zapatos con el felpudo. Me quité la rebeca y la sacudí levente, colgándola después sobre la silla que había entrando al comedor. La cena aún no estaba lista, así que decidí sentarme en el sofá y ver si echaban alguna película navideña. Si giraba la cabeza podía ver como mi madre salía de la cocina con el mantel para ponerlo sobre la mesa. Al fin llegó mi padre, pero mi madre antes de que entrara se colocó enfrente mía, no me quería dejar ver las bolsas que traía en las manos, y por más que intentara ver ella se movía a la vez que yo. Pude divisar unas bolsas, pero no demasiado bien ya que mi madre tiraba de mi para llevarme al comedor. Acabé de cenar y subí a mi cuarto. Eran las doce en punto, y en un par de horas bajo el árbol estarían los regalos que le había pedido a Papá Noel, estaba entusiasmada y nerviosa. Me acosté, y a los veinte minutos me levanté al escuchar como mis padres se iban a la cama. Ya que me dio bastante frío, abrí el armario y en la estantería de arriba habían unas cuántas bolsas, qué casualidad que fueran parecidas a las que le vi a mi padre. Di varios saltos y conseguí con la punta de los dedos tirarlas al suelo. Abrí la bolsa y vi lo que me había pedido para Papá Noel, seguidamente apareció mi padre pensando que había pasado algo. Cuando llegó, sólo pude tragar saliva con fuerza al saber lo que venía a continuación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario