Maldito viernes.
Llevaba meses planeando su llegada. Iría a recogerle al aeropuerto bien temprano, luego iríamos a cenar a un restaurante acogedor de la octava avenida, dónde me contaría todo lo que le había pasado por esos mundos de Dios. Todo en mi mente estaba perfectamente planeado, y las pertinentes reservas hechas, el horario de mis estudios realizado día a día… nada podía salir mal.
EL jueves me acosté con la firme certeza de que nada podía ser mejor.
Por fin llegaba el ansioso viernes y como cada mañana me preparé para ir a clases. Allí todo fue de mal en peor; problemas de departamentos, aseos averiados, exámenes sorpresa… Y justo cuando acabó todo y ya estaba en la calle, comienza a nevar… Esto no podía estar pasando, no entraba en mis planes.
Decidí que nada de lo que me había pasado tendría que influirme para nada, solo tenía que esperar al llegar a casa,conl tiempo justo para arreglarme y salir hacia el aeropuerto y cuando le viese todo lo que había soportado se me olvidaría.
Ni un minuto antes, ni un minuto después de las cuatro de la tarde, salí de mi casa en dirección al aeropuerto, a pesar de la fuerte nevada que estaba cayendo, yo irradiaba felicidad.
Cuando llegue miré los paneles de información y desesperada vi:
Kovosco – New York 34897321 F
Cancelado.
¡No!¿ tanto esfuerzo para nada?
Sólo puede decir, ¡Maldito viernes!
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