Esto ocurrió un fin de semana como otro cualquiera. Estaba yo con mis amigas en el parque, cuchicheando lo que nos había pasado esta semana cuando de repente comenzó a llover muy fuerte. Decidimos irnos corriendo cada una para nuestras casas, pero la bruma que se había juntado al lado de nosotras no nos dejaba ver nada. Laura fue la única que logró salir de aquel círculo blanco. Estábamos aterrorizadas, pensábamos que no íbamos a poder salir de allí. Por más que caminábamos seguíamos sin ver nada, la bruma era cada vez más intensa. Nos dispersamos en parejas. Sofía con Gloria y Carmen conmigo. Nos fuimos caminando por lados diferentes, hasta que de un momento a otro oímos las sirenas de la policía. Se escuchaban muy cerca, pero no sabíamos dónde exactamente. De repente se oyeron gritos, parecía la voz de Gloria pidiendo ayuda. Carmen y yo conseguimos llegar al coche policía gracias al sonido de las sirenas. Llegamos enchumbadas, estábamos muy asustadas y nos preguntábamos como había ocurrido todo tan rápido. Nos metieron en el coche patrulla con unas mantas por encima de nosotras para calentarnos. La policía siguió buscando a Gloria y a Sofía, no nos dejaban intervenir, estábamos muy preocupadas. Nos quedamos dormidas un buen rato y cuando despertamos nos encontrábamos en mi casa las dos, acostadas en la cama de matrimonio de mis padres. Nos levantamos corriendo buscando a mi madre para que nos dijese que había pasado con Gloria y con Sofía. Mi madre nos dijo que aún seguían buscando a Gloria. Le pregunté que si habían encontrado a Sofía y nos dijo que si. Según mi madre, a Sofía la tuvieron que sedar porque estaba muy nerviosa al no saber donde estaba su mejor amiga Gloria. Pasaron los días y todavía no sabíamos nada de Gloria. Nos temíamos lo peor. Sus padres estaban destrozados, no sabían que más hacer para buscar a su hija, que tan solo tenía 15 años.
Todos continuamos buscando a Gloria, pero no hay rastro de ella. Nuestra clase y yo decidimos ir a buscarla al parque. Quedamos todos delante de mi casa. Cuando íbamos hacia el parque, me detuve a amarrarme los cordones cuando de repente escuché una voz que decía mi nombre. Justo encima de mí, había una cabaña en el árbol que habíamos construido con todos nuestros padres y la voz venía de allí. Subí por la escalera y cuando me dio por mirar dentro... ¿a que no sabes con lo que me encontré? Era Gloria, estaba mojada y muy sucia. Me dijo que no hiciera ruido. Cuando yo la escuché gritar, me dijo que se había echado a correr porque alguien le había tocado la espalda. Llegó corriendo a la caseta y allí llevaba todos estos días escondida, estaba muy asustada y por eso no había bajado de la cabaña. Le dije que no se preocupara y me la llevé a donde estaba toda su familia. Se pusieron todos muy contentos al verla llegar conmigo y me dieron las gracias por encontrarla.
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