Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

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La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



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¡BIENVENIDOS!

Justo encima de mí

JUSTO ENCIMA DE MÍ- Pablo Sanjuán Montesdeoca

Esto que voy a contar es un hecho verídico, nos paso a mi familia y a
mí hace algunos años. Yo era todavía pequeño y no recuerdo casi nada,
pero mi madre me lo contó.
Ahora lo recordamos como algo anecdótico y divertido, pero en aquel
momento mis padres lo pasaron mal.
Cuando empezamos a vivir en este piso, todo iba muy bien. Éramos, y
seguimos siendo, seis vecinos que cada uno va a lo suyo, sin nadie
meterse con nadie; solo nos vemos en la escalera, cuando hay alguna
reunión, en el garaje o en la calle; no saludamos y cada uno sigue su
camino. Al paso de unos años un vecino decidió cambiarse de casa, así
que vendió la suya. Este piso lo compró un señor y lo alquilo a otro
señor. Al nuevo inquilino lo conocíamos. Se dedicaba a vender algo que
un principio desconocíamos, mas tarde averiguamos que era.
Era una persona amable. Con mis padres se llevaba bien, incluso
discutía con mi padre alguna que otra vez de fútbol. Cuando mi madre
subía la compra y se lo tropezaba en la escalera le ayudaba a subir la
compra. Nosotros nunca tuvimos ningún problema con él, pero nos
extrañaba porque a su casa subía mucha gente. Sobre todo los fines de
semana, hacían mucho ruido, hablaban en voz alta; les daba igual la
hora que fuera y si vivía gente al lado o no.
El problema se hacia mas grave cuando la novia se venia a vivir con
él. Ella era un poco rara, tenia hijos grandes, incluso tenia una hija
con un niño mas o menos de mi edad; incluso llegamos a jugar juntos.
Cuando ella estaba, los hijos mayores venían a verla. Se peleaban con
mucha frecuencia, con palabras muy fuertes y muchos gritos. Se
insultaban unos a otros y les daba igual la hora que fuese. Mis padres
intentaban que, tanto mi hermana como yo, no oyéramos nada, pero
siempre se oía algo. Recuerdo que nos asustábamos mucho. No respetaban
nada. Pero esto solo sucedía cuando estaba ella, y sus hijos la
visitaban. Cuando estaba solo no se oía nada. Era muy amable y no se
metía con nadie, todo era paz.
Hubo varias denuncias por parte de algunos vecinos. Mi madre decía que
más valía ser amigos que enemigos. Nosotros nunca tuvimos problemas
con ellos; si embargo, otro vecino si los tuvo.
Una tarde, después de mucho tiempo, sobre la diez de la noche más o
menos, mi hermana y yo estábamos a punto de irnos a dormir, mi madre
empezó a oír mucho ruido en la calle y por las escaleras, y pensó que
íbamos a tener un ir y venir de gente. Pero le extrañó tanto ruido, y
se asomó a la ventana. Se sorprendió al ver que la calle y la entrada
a nuestro portal estaba lleno de policías con perros, y las sirenas de
lo coches encendida. Subía y bajaba mucha gente. Mi madre se asusto
muchísimo, y pensó que quizás la policía podría entrar en casa, pero
no fue así.
Ahora lo recuerda con risas, le parecía estar viviendo una película
de policías y ladrones. Todo esto pasó justo encima de mí y el susto
fue monumental.

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