Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

Justo encima de mí. Guillermo González Almeida. Gran Canaria

Justo encima de mí

 

Me encontraba caminando por mi pueblo, estaba dando un paseo como de costumbre. Pero esta vez había una particularidad, me acompañaba alguien, ese alguien era mi novia, yo pensaba en dar un paseo tranquilos mientras charlábamos. Pasamos por muchas calles y callejuelas, antes de sentarnos en un banco de la plaza, yo iba tomando confianza y le pasé la mano por encima del hombro. No había nadie en todo el lugar, así que no me lo impidió. La verdad, es que es muy vergonzosa, pero no sé, me gusta que sea así. Empezamos a hablar de nuestras cosas, de cómo nos iba en la vida en general, llevábamos como una semana y algo sin vernos, había mucho de qué hablar. A lo mejor es un poco raro, pero cuando estoy con ella me pongo un poco nervioso pero a la vez, feliz. Porque estoy a su lado. Sé que a lo mejor es un poco… no sé, como decimos nosotros, ''meloso''. Pero es lo que siento.

Al cabo de unas horas, nos levantamos y empezamos a caminar de nuevo, esta vez íbamos en dirección a las afueras, exactamente al prado donde pudimos tumbarnos sobre la hierba, bajo la sombra de un árbol. Yo me quedé dormido, mientras ella brincaba persiguiendo mariposas y recogiendo flores, la verdad es que parecía un momento de película. Luego se tumbó a mi lado, apoyó su cabeza sobre mi pecho y empezamos a hablar de nuevo. Esta vez estábamos un poco más lacónicos, mirábamos las formas de las nubes. Era una tarde preciosa, estaba el cielo más o menos despejado y hacía un poco de calor. Perfecto para quitarse la chaqueta y seguir caminando con ella en la mano, y así lo hice. Ella estaba como medio adormilada, por lo que la dejé allí mientras me fui a un embalse cercano para tirar piedras mientras pensaba en lo que debería o no decirle, no quería fastidiar esa tarde tan estupenda. De repente, hoy como pasos me di la vuelta y había un muro y…  justo, justo encima de mí, estaba ella, mi gran amor, pero estaba tan distraído que no me había dado cuenta de su presencia. Sólo sé que después de verla, verla, encima del muro… verla, radiando tanta belleza, que tiré todas las piedras y me fui con ella. Me dio igual a donde íbamos, solo quería estar con ella…

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