Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

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En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

El citopeco. Mª Del Pino Alemán Castellano. Gran Canaria.

Era sábado por la noche y habíamos quedado todas las chicas que estudiábamos primero de magisterio y algunos chicos que estudiaban allí también, o que eran pareja o amigos de las otras chicas. Pues habíamos quedado a las nueve en las arenas para ir al cine y después ir a cenar por hay a donde nos cuadrara, para celebrar el cumpleaños de un compañero.
Nos vimos tod@s en el cine a las nueve, pero que si esperábamos a que llegaran todos y que si nos decidíamos por la peli, que íbamos a ver nos dió las diez y media en la puerta del cine.
Cuando salimos ya eran las doce de la noche, entonces decidimos ir a dar una vuelta por las canteras, estuvimos caminando como una hora y media, luego parámos y nos sentamos en la orilla del mar y un compañero, trajo la guitarra que la tenía en el coche y nos pusimos a cantar, cuando de repente se levanta Jose el cumpleañeros asustado, nosotros le preguntábamos que, que le pasaba, pero él estuvo como un minuto en pausa, hasta que dijo; miren allí junto a aquella roca, cuando miramos vimos como salía algo gigantesco del fondo del mar, era un citopeco gigante, que cada vez se acercaba más a la orilla. Nosotros salimos corriendo hacia la avenida, para poder visualizar todo lo que hacía el citopeco desde lejos, no sea que sus intensiones fueran atacarnos y nosotros nos quedaramos allí quietos.
Estuvimos como cinco minutos observando todos sus movimientos  y actuaciones, pero no era mas que salir a la superficie y volver. Entonces decidimos ir a triana para comernos algo y para que Jose se tranquilizara, por el tremendo susto que se llevó.
Cuando estábamos en triana cenando, dice Luis, un compañero, miren hay viene el citopeco, pero era para reirse de la reacción de Jose, que el pobre se llevó otro susto cuando le dijo que el citopeco se acercaba a él y que se iba a comer su tarta de cumpleaños. Pero no habían pasado ni diez minutos de que Luis, había dicho ese comentario absurdo, para que se oyera a toda la gente que había en toda triana levantada por ver a un gigante caminando por sus calles, era el citopeco, que nos venía siguiendo desde las canteras hasta triana.
Cuando Jose lo vió se desmayó, pero nosotros no fuimos ni ha socorrerle, nos quedamos quietos, observando la actuación del citopeco.
Nos pensábamos que lo que quería era hacernos daño, pero no fue hací era un robot gigante y muy amable, que lo que quería era hacerse amigo nuestro ya que fuimos los primeros en verlo cuando llegó a las canteras.
Pues su reación fue cojer a Jose y saludarlo para que este viera que no quería hacerle daño y así fue. Cuando Jose lo vió se levantó de inmediato y se recuperó cuando se dio cuenta de que no quería hacerle daño. Al final terminaron siendo amigos y el citopeco se encariñó con nosotros por lo que quería venirse con nosotros, pero le dijimos que no, que él tenía que volver con su familia así que lo acompañamos a las canteras y se fue.

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