Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

El Citopeco. Fernando Bañolas. Gran Canaria.

EL CITOPECO.

Hace unos días me encontraba solo en mi casa y la curiosidad hizo que entrara al sótano a ver mi viejo baúl de recuerdos. Lo primero que encontré al abrirlo fue un viejo álbum de fotos cuyo título era "Nosotros y nuestras locuras". Después, varios disfraces de carnavales cuyas fotos se encontraban en el álbum, entre tanto disfraz también acerté a encontrar mi vieja equipación de montar en moto un poco rota, la conservaba como un soldado de la guerra guarda su uniforme. Nunca llegué a pensar que había guardado tantas cosas en ese baúl, pero hubo una en especial que llamó mi atención una vez más, el Citopeco. De él, recuerdo llevarlo a todos lados conmigo, desde que me lo regalaron hasta el día que creí darlo por perdido. Debió de haberlo guardado mi madre, pues no hacía más que decir que debía relacionarme con la gente y no solo con un estúpido muñeco al que llamaba Citopeco. Pero para mí no era un simple muñeco, cuando me preguntaban por él, yo decía que era una especie de Chucky pero muy bueno, como Pinocho pero de verdad. Por esta razón no tenía amigos, teniéndolo a él no me hacía falta nadie más. Mis padres se preocupaban mucho por mí y me llevaron a varios psicólogos de la ciudad, pero todos coincidían en que no padecía nada. Por muy extraño que suene, de alguna manera natural o paranormal aquel muñeco tenía vida. Ahora que lo he vuelto a encontrar no tengo planeado volver a ser como antes, pues he comprendido que cuando alguien tiene problemas y necesita apoyarse en alguna persona o un hombro en el que llorar, como el calor humano no existe ninguno. Además, deseo en un futuro formar una familia y querer a alguien que pueda expresar sus sentimientos hacia mí. Por esto, querido Citopeco, te devuelvo al baúl, adiós viejo amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario