Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

¿Y si fuera cierto?. Daniel Déniz Armas. Gran Canaria.

Es domingo por la tarde, hace buen tiempo y el calor invita a ir a la playa, aunque estamos en pleno invierno. Después de estar tres horas en la terraza de mi casa tumbado en una confortable hamaca  y contemplar el paisaje que se mostraba en ardientes chorros de luces anaranjadas y amarillas, con una blanquecina arena y un mar de color azul turquesa, me dispuse a recoger las cosas y darme un reconfortante baño de agua caliente.

Cuando me preparé después de ducharme sonó el teléfono:

- Alejandro, ¿eres tú?

- Si- le contesté- y tú… ¿No serás Antonio, el de Santa Brígida?

- Si Ale, ¿nos podemos ver dentro de media hora en el bar "La Cascada"? Necesito tu ayuda para un asunto importante- con tono de desesperación.

- Bien dentro de media hora te veo en el bar- y colgué el teléfono.

En ese momento lo único que se me pasaba por la cabeza eran preguntas como "¿A qué viene tanta prisa?" u otra como "¿qué debe ser tan importante para que llevemos tres años sin vernos y ahora necesita mi ayuda". Yo me encontraba en el bar en el que quedamos, pero Antonio no apareció, pasó una hora y yo ya me iba a mi casa cuando entró en el bar Antonio con un bloc de notas, un bolígrafo y una grabadora y me dijo lo siguiente:

- Siento llegar tarde y discúlpame por exagerar en la llamada pero como hacía tantos que no nos veíamos quería que me atendieras.

- Tranquilo, ¿qué es lo que me querías decir?

- Ah, sí… La cosa es que trabajo en un periódico virtual y estuve entrevistando a directores de hospitales y…

- Y…, ¿qué?- le pregunté.

- Nada que le pregunté a tu jefe en qué aspectos le ha afectado la crisis, y me respondió que iba a hacer despidos masivos. Y entonces me preocupé por ti.

- Gracias por preocuparte pero si me despiden no hay vuelta atrás… Y ahora tomemos algo y me cuentas sobre tu vida Antonio.

Después de casi dos horas bebiendo y hablando, me despedí de Antonio y me fui hacia mi casa, y mientras intentaba dormir pensé: "¿Y si fuera cierto eso de que pueden echarme a la calle? ¿Qué haría?" Y finalmente me dormí.

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