Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



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¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

No lo soñé. Juanfra Rodríguez Nuez. Gran Canaria

Ayer la ví de nuevo, caminando por la orilla de la playa. Mojándose los pies con las débiles olas que llegaban hasta ella. Estaba hermosa, como siempre, con un traje blanco, que ondeaba como una bandera, tras el soplo de la brisa, su pelo negro, su piel clara, sus ojos azules, era la mujer perfecta, con la que siempre había soñado. Siempre la veía pasear solitaria por la arena blanca de la playa, pero hoy no iba a ir sola, iba a acompañarla en ese paseo. Tenía claro que esa mujer estaba hecha para mí. Cuándo pasó por delante de mí me dedicó una sonrisa, cosa que me frenó a levantarme y acompañarla en su paseo. ¿Estaría intentando captar mi atención? Si era así, desde luego lo consiguió. Esa sonrisa era digna de un ángel caído del cielo. Dios mío necesitaba hablarle, saber de ella, como se llamaba, donde vivía, necesitaba saberlo todo de ella. Pero cada día que pasaba por delante de mí y me sonreía, me frenaba, y me quedaba helado pensando en su belleza. Me era imposible levantarme y mediar palabra con ella. Un día mas me senté a esperar a que pasase por allí, pero este día no pasó. ¿A dónde habrá ido? ¿Por qué no pasó hoy por la playa? Al siguiente día pasó lo mismo. ¿Dónde se había metido? No entiendo como de una día para otro, dejó de ir. Pasaron los meses y un día, sentado en un banco, con la mirada perdida, siento que alguien se sienta a mi lado. Era ella, no me lo podía creer estaba allí, junto a mí, y lo único que supe hacer fue plantarle un beso, al separarme de ella, esperando ya que me diese plantón, para mi sorpresa ella me volvió a besar. No lo había soñado de mejor manera, pasó justamente lo que quería que pasase. Como en un sueño, pero la verdad es que no lo soñé.

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