Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



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¡BIENVENIDOS!

Bajo la luz de una vela.Jaime Auñón Corrales. Gran canaria

Bajo la luz de una vela

Cierto día, tras un duro día de clases, estudio y sufrimiento, no tenía nada mejor que hacer que ponerme a leer el libro de lengua, del cual tenía un examen en un futuro muy lejano, pero los mosquitos y demás bichos indeseables me estaban comiendo vivo, intente apagar la luz pero no se podía, cuando de repente se fue la luz, un apagón, nunca en mejor momento, y encima me pillo leyendo a gusto, así que cogí la primera linterna que tenía a mano, baje corriendo a la cocina, encendí una velay subí tan rápidamente, que se me apago la vela, era de esperar, volví a la cocina, encendí la vela , subí las escaleras a un ritmo normal. No me apetecía moverme mucho, ya había esto haciendo cinta ese día y no me apetecía. Puse la vela encima de la mesa y volví a leer por donde me había quedado, pero no me dejaron leer tranquilo, cuando pasaron cinco minutos, mi hermano tenía que sacar una cosa de un armario, y claro me toco a mi bajar a ayudarle, creo que siempre lo hace por molestarme, al poco de terminar volví a mi habitación y me senté a descansar un poco, al poco seguí leyendo durante cosas así de diez minutos, porque claro, yo soy el chico de los recados en mi casa, entre una cosa y la otra me leí solo 15 páginas en una hora, tampoco es que me interesase mucho el libro, pero me lo quería acabar lo antes posible, para quitármelo de encima más que nada, tuve un rato después pero era muy tarde, y la vela se estaba acabando, intente seguir leyendo pero me estaba costando más de lo que yo creía, eran ya las 3 de la mañana, y al día siguiente tenía que ir a clase, a si que tras 3 horas leyendo a Gustavo Adolfo Bécquer y a j.d. salinger, termine cayendo redondo y durmiendo, sobre la mesa espero, ya que me desperté en el suelo, con un golpe en la cabeza ,y la nevera abierta a las seis de la mañana, malditos móviles, cada día le tengo más asco.

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