Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

Bajo la luz de una vela. Octavio Domínguez 4ºA

                …Bajo la luz de una vela…

Retrocediendo en el tiempo, cuando aún no existía la luz eléctrica en todos los lugares, sobre todo fuera de las capitales, ni generadores incluso. La gente una vez acabado el día se reunían a la luz de un fogón o bien de   una vela, que era como se alumbraban.

  

La familia se reunía para escuchar el parte diario (las noticias que se daban por la radio), y después de escucharlo, al ser de noche, todos juntos en la misma dependencia, bajo una misma luz solían sentarse a charlar, o bien para realizar otras actividades, como leer,  jugar al parchís,  jugar a las cartas u otro tipo de entretenimiento. Y todos se retiraban a dormir al mismo tiempo, el cabeza de familia era el que apagaba la luz del salón y la del pasillo "…otros tiempos…otras formas".

 

Además de las velas y acorde con los tiempos se utilizaban quinques que funcionaban a base de petróleo; luces de gas que se utilizaban principalmente en los puntos importantes de la casa pues el resto, los dormitorios seguían a vela; y los que podían un generador eléctrico que dado el gasto de gasolina se ponía en marcha cuando anochecía para cenar y poco más pues a las 22,00 se apagaba.

 

Donde hoy es típico ver una lámpara de mesilla, en aquella época era normal ver una palmatoria, que servía para mantener la propia vela, además era donde caía el espelma  para evitar incendio.

 

A la luz de una vela las cosas se veían diferentes, con más calma,    pausados, pues su  llama  tenue, da serenidad, calma. Como ejemplo clásico una velada amorosa típicamente con una cena  a la luz de unas velas.

 

Para andar con la vela por la casa había que azocarla con la mano libre para que la llama no se apague, En los sitios más usados había una fijo encendida, la cocina, el comedor, el baño, mientras que la de los dormitorios se encontraban en un punto fijo,  bien en un estante de la despensa, en un roperillo de la cocina y cada uno la cogía cuando se iba a dormir. Cada uno tenía su propia palmatoria, e incluso se usaban botellas y se hacían competiciones entre los niños de la casa con el espelma que se iba cayendo y hacía formas verdaderamente artísticas, y sobre todo cuando se empezaron a utilizar velas de colores, las formas eran aún más llamativas y bonitas.

Qué diferencia tan grande entre  la luminosidad de una vela a la de una bombilla, no cabe duda que los adelantos son adelantos, pero, el que conoció aquello a veces se echa de menos asa luz entre misteriosa, relajante o de otra época.

 

En los espacios grandes se utilizaban candelabros, que reunían un conjunto de velas, 3,5 ó más consiguiendo con ello un alumbramiento más grande.

 

Todavía hoy en la mayoría de las casas hay un paquete de velas de reserva para cuando falla la luz, lo que quiere decir que aquellos tiempos no están muy lejanos en el tiempo, aunque nuestra juventud, no conozcamos esa época pues hemos nacido en una época de modernidad y cada vez de mayor tecnología. Cuando se va la luz, se pone en marcha un generador eléctrico y resuelto el problema; si no luces de gas, de pilas o baterías de gran luminosidad resuelven el problema.

 

Otra forma de mirar la llama de una vela es la religiosa, y no de  ahora sino desde tiempos remotos, una simbología de la misma vida que no se apaga mientras una llama alumbre. Una forma de pedir perdón por los pecados, una oración, una limosna, una llama. La misma representación del alma de Cristo en la iglesia; los mismos practicantes encienden velas a estampas de santos o vírgenes, fotografías de los parientes fallecidos o sencillamente en la entrada de la casa en forma de purificación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario