Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

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La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



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¡BIENVENIDOS!

"Bajo la luz de una Vela" Mouna Martínez Vega 4ºA

Bajo la luz de una Vela

Acababa de llegar a casa de mis abuelos y nos de llegar a casa de mis abuelos y nos pusimos a almorzar. Había ropa vieja y pan, vino para mis abuelos y clíper de naranja para mí. Estuvimos hablando de lo típico:

Yeyo-: ¿Qué tal los estudios?

Yo-: Bien…ahí van…saqué un 8'14 en F.Q.

Yeyo-: Se nota que no saliste a mí en eso jaja

Yo-: No lo que pasa es que el profesor es muy bueno, jeje.

Yeyo-: Ah…

Después de 2 o 3 minutos:

Yeya-: ¿Y qué tal los amores?

Yo-: Buenos…van bien. Estoy con un chico que sí que no. Yo quiero, el problema, es que amigos en los que confío, me dicen que él se sigue enrollando con la ex novia, pero él dice que no…y no se si confiar en él o no.

Yeya-: Bueno…tu tranquila, que si te hace daño ya le partimos las piernas nosotros.

Los 3-: ¡Jajaja!

Yo(en tono irónico)-: No dejádmelo a mí que yo soy peor ¡jaja!

Después de varias bromas más terminamos de almorzar, recogimos y nos pusimos a ver una película en la uno: Forest Gump. Después de reírnos mucho con él, cuando terminó dije mi típica frase: ¡Jo! ¡Yo quiero un Forest Gump! No será muy inteligente, pero nadie tiene un corazón como él... ¡Jo yo quiero uno!

Al rato lavamos la loza y me fui a regar las plantas y sacar las tortugas de la pecera para que tomaran un rato el sol y pasearan por el patio. De vez en cuando encontramos que la más grande ha puesto huevos,y creemos que Gochi, la pequeña, pero que más años tiene también está empezando a ponerlos.

Me fui a preparar la ropa de ir a pescar y la de la playa. Había quedado con Will para ir a Las Canteras, darnos algunos baños, tomar el sol y dar un paso por la playa. A las ocho decidimos recoger todo e ir a por unos helados, para que a la vuelta mis abuelos no se quejaran. Decidimos comprar varias tarrinas de: chocolate, turrón, menta y caramelo. Todas de un kilo. ¿Se lo imaginan? Dos chicas flaquitas cargado con dos quilos de helado cada una ¡jaja¡ Cuando llegamos a casa de mis abuelos, lo 1º que hicimos fue guardar el helado, que venía tan líquido como el agua. Nos duchamos, vestimos, preparamos las cosas de la pesca y nos pusimos a cenar.

Cenamos la mejor cena del mundo: pan recién hecho de la panadería, con mantequilla y café con leche. Estábamos tan cansadas y encima teníamos la barriga llena, que nos quedamos dormidas directamente en el sofá.

A las seis de la mañana, mi abuelo nos despertó. Nos vestimos, nos tomamos un café con leche y un bocadillo, el mío de mortadela citerio con mantequilla.

Cogimos las cañas y nos fuimos al muelle. Nos subimos a la barca y mi abuelo encendió el motor. Cuando ya llevábamos ½ hora navegando, paramos y echamos las cañas.  Al cavo de un par de minutos todas las cañas tiraron a la vez, cuando las sacamos vimos que estaban enrolladas y a lo lejos escuchamos una risa. Vimos que algo se acercaba…una sirena. Nos dijo que se lo hacia todos pero que siempre que se acercaba para hablar la gente se asustaba de ella y que en realidad solo quería saber sobra la vida de la tierra. A sí que ahí nos quedamos en medio del mar y contándole historias a una sirena curiosa bajo la luz de una vela.

 

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