Bajo la luz de una vela. Juanfra Rodríguez Nuez. Gran canaria

Bajo la luz de una vela caminaba el joven Damián dentro de una cueva con la que se había encontrado. Empezó a adentrase en ella con pasos muy cortos y desconfiados, estaba asustado. Pensaba encontrarse algún lugar donde poder pasar las tardes del verano en aquella cueva. Y así fue en el fondo de esa cueva había una charca de un agua cristalina que invitaba a meterte en ella. Damián encontró el lugar perfecto en el que pasar aquel verano en el pueblo de sus abuelos, lo que él desconocía era con quien se iba a terminar encontrando en ese lugar. Pasaban los días del verano y Damián seguía entrando a la cueva bajo la luz de la vela, hasta llegar a la charca y allí pasar toda la tarde bañándose y leyendo. Un día antes de ir a la cueva unos chicos del pueblo tocaron en la casa de sus abuelos preguntando por el, ya que siempre lo solían ver solo querían que saliese con ellos a jugar al fútbol. Damián sorprendido les dijo que si y fueron todos a jugar al fútbol. Pasaron toda la tarde jugando, y Damián decidió decirles lo de la cueva y la charca. Todos los chicos le miraron sorprendidos y le dijeron que no volviese a esa cueva que hay siempre pasaban cosas extrañas, Damián empezó a reír y no les hizo caso. A las semanas de pasar todo aquello Damián iba a ir a la cueva como de costumbre pero esta vez no fue solo, fue con Jorge uno de los chicos con los que había jugado al fútbol. Cuándo estaban entrando empezaron a escuchar ruidos extraños del interior de la cueva, entonces fue cuando Jorge decidió dar media vuelta sin decir nada e irse de allí, Damián no entendió porque hizo eso. Cuándo llegó a la charca vio como una bestia en el agua, era algo como de tres metros de altura, verde, con escamas, tenia los ojos rojos y no paraba de mirar a Damián. De repente la bestia se metió bajo el agua. Damián Asombrado fue enseguida al agua para ver si seguía ahí, pero ya no quedaba ni rastro de ella. ¿Qué sería aquella cosa? Nunca se sabrá puesto que Damián no se atrevió a entrar mas a la cueva ni comentarle a nadie lo visto aquella tarde de verano.