De repente el cielo se nubló. Una fuerte lluvia empezó a caer sobre su débil cuerpo. Notó como se enfriaba lentamente, y sin fuerzas comenzó a correr. Quería parar pero sus pies la obligaban a seguir adelante. Cogió un atajo para llegar a su casa, que mejor, no lo hubiese cogido. Estaba todo oscuro y casi no se veía el camino. Estaba muy nerviosa. Sabía dónde se encontraba y no le gustaba. Ya no tenía vuelta atrás. No sabía qué hacer. Notaba una presencia extraña. Oía pasos, movimientos. La tormenta continuaba. La luz de un relámpago la asustó más aún. Rato después escuchó como el trueno inundaba toda la ciudad.
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