Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

El agua antiguamente. Paula C.R. Gran Canaria.

En nuestros días debemos de estar agradecidos con los recursos que tenemos a nuestro alcance. Rutinariamente, al despertarnos, lo primero que hacemos es ir al baño para lavarnos la cara y con tan solo un movimiento de muñeca tenemos toda el agua que queremos. Si preguntamos a una persona mayor sobre como obtenía el agua a nuestra edad seguramente su respuesta sería la siguiente:

Lo primero que hacían al levantarse no era lavarse la cara, como en la actualidad, sino era conseguir el agua para poder hacerlo. La hora de despertarse era las 6 de la mañana, se levantaban tan pronto para poder ir a buscar agua al pilar más cercano.

Una vez se llegaba al pilar te tocaba hacer cola y esperar que llegara tu turno para coger el agua. Lo único que necesitabas era un barreño en el que guardarla y una toalla que se colocaba con maña para transportar el barreño sin dañar la cabeza. Esto último era más frecuente en las mujeres y niñas. Otro de los instrumentos era un palo de madera que se llevaba sobre los hombros, en el que se colocaba los cubos de agua en los dos extremos, así la compensación del peso era equitativa.

En el pilar era frecuente encontrarte a personas de todos los sexos y edades, hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos, que se turnaban para poder llevar agua a sus casas.

Hoy en día también tenemos a nuestro alcance la lavadora, lo cual antes era impensable, y la tarea de lavar la ropa se realizaba a mano y en los lavaderos.

Cerca de cada pilar había un "lavadero" que pasaba por sitios en los que hoy podemos ver ceras para los transeúntes. Era una especie de acequia dividida cada pocos metros en la que el agua fluía de forma continua. A cada vecino le tocaba una parte de la acequia para lavar su ropa y la de su familia.

Algunas veces, en época de otoño, la calidad del agua de los lavaderos no era muy alta siendo esta de un color rojizo o marrón. Además muchas veces a alguien se le escapaba alguna prenda que era arrastrada por la corriente del agua y podía llegar a manos de otro vecino.

Viendo esto nos damos cuenta de que la vida de antes no se parece tanto a la de ahora.



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4 comentarios:

  1. mui buena informacion me re sirvio para el colee ta re piola sigan asiii!!!

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  2. me ñllamooo martinaaa!!

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  3. me habeis ayudado mucho para un trabsjo del dolo cole ...te QIERO TE AMO I NO PUEDO NO PENSAR EN TI

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