En las afueras de una gran ciudad, en una pequeña casa, de color marfil, que en un momento del pasado fue de un blanco similar al que brilla en una perla, pero que con el paso del tiempo había pasado a ser de color entre blanco y amarillo. Ese color que a nadie le agrada y que queda estampado en las paredes dejadas en el tiempo. Allí en aquella casa apartada, estropeada, pero que guarda su bellaza a solo unos pocos ojos que la saben apreciar, vivía Helena.
Una niña, de cabello negro, como el carbón. Su tez reflejaba una palidez y una tersura similar al que se puede apreciar en el mármol recién pulido. En sus ojos, oscuros, como la noche misma, reflejaban una tristeza tan profunda como su mirada. Y guardaban una historia, su historia. Algo triste, pero cierto en su plenitud.
Su historia empieza mucho antes de que ella naciera, mucho antes.
Sus padres, Marco y Cristina, de origen italiano, ambos, personas con un carácter tranquilo, decidieron venir a vivir a España. A esta casa apartada de todo bullicio y por lo tanto la mas tranquila zona en la que podrían desear vivir.
Los dos se conocieron haciendo lo mejor que sabían hacer, actuar. Eran actores en una compañía de teatro ambulante en la que habían recorrido medio mundo. Consiguieron entrar a formar parte de la compañía, gracias a sus cualidades especiales, que obviamente mantenían en secreto. Cristina, era muy bella, y tenía el don de escuchar los pensamientos de las personas a las que tocara. Y Marco, con solo desearlo podía desaparecer y también podía predecir el futuro. Por eso entre ambos, conseguían un gran espectáculo. Al principio solo hacían una pequeña aparición entre acto y acto como entretenimiento para los espectadores. Pero el número empezó a ganar fama y consiguieron un número propio.
Ganaban dinero y comenzaron a gastarlo sin ningún cuidado, viajes, compras, empezaron a llevar una vida de lujos y caprichos. Pero nada dura siempre. Y sin hacerles caso a sus amigos, ni a sus magníficos dones, el dinero se les fue agotando. Y quedaron con deudas por todos lados. El dueño del teatro les prestó dinero, resolvieron sus deudas, y cuando tenían algo de dinero huyeron a España, por que en las noches de luna oían voces. Y atemorizados, dejaron atrás, no un trabajo, sino una vida entera.
Llegaron a esta casa apartada. Se establecieron allí, trabajando como jornaleros en su propia casa, para el sustento propio. Se casaron en una pequeña iglesia. Y a los pocos meses nació a Helena, vivieron muchos años en tranquilidad. La niña creció sana y fuerte, se parecía mucho a su bella madre, pero al igual que sus padres tenia unas cualidades especiales. La pequeña al igual que su madre podía escuchar los pensamientos de las personas a las que tocara, también como su padre tenia el don de la invisibilidad y un nuevo don podía hacer aparecer a los muertos. La niña utilizaba sus dones sin querer, pero al vivir apartados no hacia daño a nadie. Sus padres se dieron cuenta de que las voces que escuchaban eran causadas porque Cristina llevaba en su vientre a la pequeña Helena.
Lo que no sabia la familia era que es el propietario principal del teatro sospechaba algo de sus cualidades. Y estaba resentido por haber perdido tanto dinero con las deudas de sus actores principales. Los había estado buscando por toda Europa. Al encontrarlos, acabo con sus vidas tan rápido, y tan fácil, como arrancarle un pétalo a una flor. A la única que no mato fue a la pequeña ya que sospechaba que tenía las mismas cualidades que sus padres. Se llevo a Helena con él hasta Alemania. La cuido, la educo y cuando fue mayor le dio el papel principal de todas las obras que se representaban en su teatro, con el único fin de ganar todo el dinero que le habían hecho perder sus padres. Cuando recuperara todo el dinero la niña, o casi mujer ya, seria libre. Helena trabajo duro y unos años después de empezar a trabajar como actriz, consiguió todo el dinero necesario para saldar la deuda entre sus difuntos padres y aquel señor del que poco sabía.
Helena, a pesar de que aquel señor no acabo con su vida, y que la había cuidado durante tanto, sentía un odio y una necesidad de venganza hacia él. Cuando fue descubriendo un poco más sus dones y se dio cuenta de lo que podía hacer, invocaba todas las noches a sus padres para que hicieran sufrir al director del teatro.
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